La ciencia en América del Sur en Nature

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La metáfora es inevitable, aunque es dura. El editorial del número especial de Nature del 11 de junio traza una perspectiva sobre el desarrollo científico de América Latina y el mapa ilustra la distribución de la investigación de la región sobre un fondo oscuro con una leyenda:

Como el cielo de la noche, el alcance de la ciencia en América del Sur es bastante oscuro. Brasil es el único país del continente que gasta más del 1% de su Producto Bruto Interno (PBI) en investigación y desarrollo y esta inversión todavía está muy por debajo de lo que están invirtiendo países con ingresos similares. (Nature 2014a) (traducción libre)

Un análisis muy detallado de la ciencia producida en la región, cualitativa y cuantitativamente, se reporta en los cinco artículos del número especial, y en medio de la oscuridad, emergen puntos de luz. La distribución de la producción científica todavía es muy desigual, y los desafíos para formar investigadores y la infraestructura de investigación persisten en medio de la inestabilidad política en muchos países. Sin embargo, las inversiones están aumentando y hay centros de excelencia que se crean en áreas como agricultura en Colombia y biología molecular en Argentina, que obtienen reconocimiento internacional.

Uno de los factores claves que impulsan el desarrollo y mejora de la calidad de la investigación en la región, de acuerdo a los académicos que fueron escuchados por Nature¹, es la colaboración internacional, tanto en la forma de favorecer a científicos jóvenes en laboratorios de renombre, como la visita de investigadores extranjeros a instituciones latinoamericanas. América Latina en esta sentido, todavía pierde frente a otros países en desarrollo. En 2013, Brasil envió a 11 mil estudiantes de grado y posgrado a Estados Unidos, menos que Turquía y Vietnam, países menores en términos de publicación y condiciones económicas. Esta cifra corresponde a un tercio de los estudiantes enviados por China a universidades estadounidenses.

El intercambio de estudiantes, sin embargo, se debe hacer a fin de no fomentar la fuga de cerebros, como ocurrió en años anteriores. Por otra parte, países como Brasil, Argentina, Chile y Colombia están haciendo esfuerzos para repatriar investigadores que quedan en el extranjero después de su período de visita, como el programa Raíces del Ministerio de Ciencia de Argentina, que logró traer de vuelta a más de mil científicos emigrados a los Estados Unidos y Europa. Pero más que los programas con esta finalidad, la mejor forma de mantener y traer de vuelta a los investigadores, según el Ministro de Ciencia y Tecnología de Argentina, Lino Barañao, “es crear una atmósfera competitiva en ciencia, con centros de investigación de calidad integrados, pues de lo contrario, incluso ofreciendo buenos salarios y posiciones, un buen investigador no volverá” (Nature. 2014c) (Traducción libre)

La colaboración internacional, sin embargo, se beneficia en gran parte de las visitas de investigadores a instituciones en América del Sur. Pocos países de países desarrollados, sin embargo, parecen dispuestos a emprender tal esfuerzo, según los científicos sudamericanos. Incluso visitas breves para participar en congresos o dar conferencias, visitar laboratorios, pueden ser muy productivas, aún si se realizan a distancia por videoconferencias. Hay una tendencia en la región a premiar la cantidad en vez de la calidad de la producción científica, y en este aspecto, la ayuda de investigadores con experiencia puede ayudar a evaluar la investigación llevada a cabo en América Latina con más objetividad.

De todos modos, las inversiones usadas para enviar investigadores de la región al exterior, contando los riesgos del no retorno, tienen un saldo positivo, una vez que la experiencia y conocimientos adquiridos generalmente llevan a estos científicos a liderar actividades de éxito en su país de origen, generando trabajos de calidad y reconocimiento internacional. Es positivo y oportuno que los gobernantes de los países de América del Sur se estén dando cuenta de esto.

Con la expansión económica en los últimos 20 años, y una mayor inversión en investigación y desarrollo, ha ocurrido un aumento de las publicaciones resultantes de la investigación realizada en América del Sur, sin embargo no se acompaña un aumento en la calidad. Llama también la atención la distribución desigual entre los países, especialmente en Brasil en el número de publicaciones; de Chile, que tiene el mayor número de patentes; y de Argentina, país con mayor proporción de investigadores por número de trabajadores, que llega a superar a Brasil y a China.

Brasil se destaca por el aumento de cinco veces en el volumen de su producción científica (medida por el número de artículos en la base Scopus, Elsevier, en 2013), en los últimos 20 años, y que hoy corresponde a más de dos tercios del total de la región. Sin embargo, en artículos per cápita, la tasa de Brasil es similar a la de Argentina, Chile y Uruguay en la misma base y año.

Argentina, por su parte, logró alcanzar un impacto superior al promedio mundial, superando a Brasil. Chile, a través de la cooperación internacional exitosa a través de su observatorio astronómico e investigación genética en el cultivo de alimentos, incrementó cualitativa y cuantitativamente su producción científica. Las publicaciones de Perú en su mayoría implican la colaboración con otros países, y las publicaciones más citadas reflejan las principales cuestiones de salud pública del país: prevención del VIH, tuberculosis y lupus. Venezuela es el único país de la región en acusar una disminución de cerca del 30% de su producción científica en los últimos cinco años.

El total de la producción científica de América del Sur creció de un 2% de la producción mundial en 1996 al 4% en 2012. El impacto de esta investigación, sin embargo puede ser perjudicado por el hecho de que un tercio de las publicaciones no está indexada en las bases internacionales como Scopus de Elsevier, o la Web of Science de Thomson Reuters. Es importante destacar que a partir de 2013, la Web of Science tiene ahora el SciELO Citation Index, iniciativa que permite a las revistas de la base SciELO contabilizar las citaciones en la base de Thomson Reuters, aumentando así su visibilidad e impacto.

El impacto de la ciencia sudamericana en 2013 se sitúa en el rango del 80% de la media del impacto mundial, y los países que están por encima de este rango deben su desempeño a la colaboración internacional, como Perú, Argentina y Chile.

Brasil debe menos del 25% de sus publicaciones entre 2008 y 2012 a la colaboración internacional, sin embargo nuestro país y la Argentina lideran las redes de colaboración en América del Sur. Brasil colabora principalmente con Argentina, Chile, Colombia, Perú y Uruguay. Argentina, a su vez, colabora principalmente con Brasil, Chile, Colombia y Uruguay. En términos de colaboración con países fuera de la región, los Estados Unidos son el socio más frecuente en investigación de Brasil, y Argentina, Bolivia, Ecuador, Paraguay, Perú, Chile y Uruguay, muestran mayores tasas de colaboración internacional con países fuera de la región que con sus vecinos de América del Sur.

Considerando el gasto en investigación y desarrollo, los países de América del Sur acusan un aumento superior al del propio crecimiento económico. Brasil lidera los países de la región con gastos del orden del 1% del PBI en 2011 (a efectos de comparación, los Estados Unidos gastaron 2,8% en el mismo año). Los demás países sitúan sus inversiones entre el 0,1 y 0,5% del PBI, con Argentina, Chile y Uruguay entre los de mayores inversiones.

En América del Sur la fracción de la investigación financiada con recursos privados es bastante baja, lo que contrasta con muchos países desarrollados. En Brasil esta fracción corresponde al 50%, y aún así, el número de patentes registrado es bajo, comparado con los países desarrollados y también los demás países de América del Sur. Sin embargo, los indicadores económicos del Banco Mundial indican que Brasil no registra el 50% de las patentes que de hecho registró entre 2006 y 2010. En este aspecto, Chile lidera los países de América del Sur en número de patentes registradas, con 2,5 veces el número de Brasil. Sin embargo, la participación de la región en el escenario internacional se sitúa por debajo del 2% del total.

A pesar de los índices presentados anteriormente, que denotan que la madurez científica de la región todavía tiene un largo camino a recorrer, muchos países de América del Sur han desarrollado líneas de excelencia en varias áreas del conocimiento que merecieron el destaque en Nature².

Chile: trayectoria ascendente:

Chile se ha convertido en un actor clave en el escenario astrofísico internacional, debido a la instalación de potentes telescopios situados en las tierras altas del país – que tienen el cielo más claro del mundo – a partir de 1964, y del Instituto Milenio de Astrofísica de la Pontificia Universidad Católica de Chile, en Santiago, dirigido por Mario Hamuy, cuyos descubrimientos ayudaron a medir la expansión del universo y llevaron a la conquista del Premio Nobel de Física en 2011³, por Perlmutter, Schmidt y Riess.

Se está construyendo en el norte de Chile el European Extremely Large Telescope que se espera será inaugurado en 2020, cuando el país será capaz de alojar el 70% de la superficie global de observación por telescopios ópticos e infrarrojos de alta potencia. En contrapartida los científicos chilenos tendrán un 10% del tiempo de observación en cada telescopio instalado en el país. Los investigadores chilenos, sin embargo, consideran limitado el tiempo disponible por el consorcio europeo, y manifiestan aspiraciones de no solamente hospedar los telescopios, sino también ayudar a construirlos. La gobernanza de la ciencia en Chile, sin embargo, preocupa a los investigadores desde la renuncia de su director José Miguel Aguilera, hace ocho meses, y que la nueva presidenta, Michelle Bachelet, ha pospuesto los planes de crear un ministerio de ciencia y tecnología.

Brasil: el liderazgo de São Paulo

A pesar de la gran extensión territorial de Brasil, comparable a Europa, los autores ponen de relieve el estado de São Paulo como el más rico y el que publica más de la mitad de la investigación del país y atribuyen este éxito a la Fundação de Amparo à Pesquisa do Estado de São Paulo (FAPESP). El artículo informa que FAPESP invirtió en 2013 USD 512 millones, más que muchos países de la región. A efectos de comparación, el Consejo Nacional de Desarrollo Científico y Tecnológico (CNPq), dispone un presupuesto a nivel federal de cerca de USD 650 millones para la investigación, ciencia e innovación.

La FAPESP tiene sus recursos garantizados por la constitución, que le da el 1% de los ingresos del estado, y su éxito en el fomento de la investigación y la educación inspiró a otros estados brasileros, los cuales crearon sus Fundaciones de Apoyo a la Investigación, sin embargo FAPESP es la que recibe el mayor presupuesto. La Fundación invierte 37% de su presupuesto en investigación básica, cerca del 10% en infraestructura y el resto en investigación aplicada. La investigación médica recibe cerca de un tercio del presupuesto de FAPESP. En las palabras del Director Científico, Carlos Henrique de Britto Cruz (CATANZARO, M., et al 2014e), “el diferencial de FAPESP está en invertir en investigación básica de la mejor calidad y el esfuerzo para mejorar los procesos y producir trabajos de alta calidad.”

“La FAPESP es un modelo muy interesante para nosotros, porque San Pablo es uno de los pocos estados en el mundo, donde el apoyo a la investigación está ligado directamente al PBI” (CATANZARO, M., et al 2014e), dice Martyn Poliakoff, Ministro de Relaciones Exteriores y vicepresidente de la Royal Society del Reino Unido.

Brasil aún enfrenta desigualdades económicas y de desarrollo en las distintas regiones, lo que se refleja en la producción científica. El hecho de que San Pablo recibe la mayor contribución estadual no disminuye las inversiones federales, según Clélio Campolina, Ministro de Ciencia y Tecnología. “Queremos mejorar otros estados, pero también premiar la excelencia”. (CATANZARO, M., et al 2014e)

Colombia: centro de crecimiento

Los productores ganaderos en el oeste de Colombia desarrollaron campos con una variedad de gramínea que parece haber estado creciendo desde hace mucho, pero se trata de nuevas plantas. Los rebaños que pastan en estos campos obtienen el peso de mercado en solo 18 meses en lugar de los cuatro años que se requieren normalmente.

La llamada “súper gramínea” fue desarrollada en el Centro Internacional para la Agricultura Tropical (CIAT), al norte del país. Esta misma pastura también fue cultivada con éxito en la sabana sudamericana, gracias al trabajo conjunto de investigadores de CIAT y de la Empresa Brasilera de Pesquisa Agropecuaria (EMBRAPA). CIAT fue uno de los primeros miembros del consorcio Consultative Group on International Agricultural Research (CGIAR). Creado en 1967, emplea 325 investigadores, con presupuesto anual de USD 114,4 millones, provenientes de donaciones al CGIAR y otros donantes internacionales.

Además del trabajo en pasturas, el CIAT se ha dedicado al cultivo de variedades mejoradas de frijol, arroz y mandioca (yuca), cultivos básicos que son importantes para la seguridad alimentaria en áreas rurales pobres. Según Rubén Echeverría, director del CIAT, “el mejoramiento genético de estos cultivos ha demostrado ser un arma importante en el combate del hambre y la pobreza”. Por ejemplo, el frijol desarrollado por el CIAT a partir de variedades de América Latina ahora alimenta cerca de 30 millones de personas en África. También el 70% del arroz en América del Sur y 90% de la mandioca en Asia provienen de programas de cultivo del CIAT. “La yuca es actualmente un negocio multimillonario para la producción de almidón en Asia, que permite generar los ingresos de pequeños productores” afirma Andy Jarvis, líder en política de investigación del CIAT.

Argentina: Los espías del ARN

Al igual que en muchos laboratorios en América del Sur, las dificultades con el presupuesto de investigación, compra de reactivos que cuestan el triple de su valor en Europa o Estados Unidos y demoran tres meses para llegar son obstáculos del día a día.

A pesar de eso, el biólogo molecular Alberto Kornblihtt tiene sus propias razones para persistir con su trabajo innovador en splicing alternativo del ARN (alternative RNA splicing) en el Laboratorio de Fisiología y Biología Molecular de la Universidad de Buenos Aires, un área que él ayudó a crear: “podemos estar en la periferia de la investigación científica, pero no es un lugar imposible para hacer ciencia”, dice Kornblihtt.

Este fue un año productivo para Kornblihtt y su grupo de investigadores, pues su investigación resultó en una publicación en la prestigiosa revista Science⁴. El fenómeno de corte y empalme (splicing) alternativo de ARN hace posible a un único gen transcrito dar origen a muchos ARN mensajeros (ARNm) por medio de diferentes patrones de corte y empalme, permitiendo que un único gen se exprese en diferentes proteínas. Este fenómeno fue observado por el autor en humanos, durante una pasantía postdoctoral en el Reino Unido. Después de regresar a Argentina en 1984 formó un grupo de investigación y continúa estudiando este tema.

Kornblihtt atribuye buena parte de la investigación que se hace actualmente en Argentina como un legado de los científicos Bernardo Houssay y Luis Leloir (ganadores respectivamente de los Premios Nóbel de Fisiología o Medicina en 1947 y de Química en 1970) “las instituciones que ellos fundaron llevaron a generaciones de discípulos a que sigan para hacer ciencia hoy en día”. El investigador continúa esa tradición, dando clases de biología molecular para alumnos de pregrado en la Universidad de Buenos Aires”. Su colega Diego Golombeck de la Universidad Nacional de Quilmes en Buenos Aires afirma que “El ha tenido éxito en influir con su entusiasmo en muchos jóvenes estudiantes para convertirse en investigadores en el futuro”.

Comentarios Finales

Un comentario publicado en Nature en 2012, sobre el tema “Política de investigación: cómo construir capacidad científica⁵” incluye testimonios de líderes en financiamiento de investigación de ocho países emergentes. Brasil está representado por el Director Científico de FAPESP, Carlos Henrique de Britto Cruz, y su testimonio está en perfecta sintonía con los temas tratados en la edición del 11 de junio de Nature, que sirve no solamente a Brasil, sino para toda la región como un todo:

Impulsar la ciencia requiere la mejora de la calidad y del impacto social, económico e intelectual de la investigación. Los árbitros, instituciones y agencias de financiación todavía valoran la calidad – de artículos o estudiantes- La calidad debe ser mejor reconocida y recompensada en carreras académicas en la selección de propuestas de financiación de investigación.

Para lograr este salto de calidad, sin embargo, los investigadores necesitan de más apoyo institucional, incluyendo oficinas de gestión de ayudas, así como un mejor acceso a los gobiernos, empresas y organizaciones no gubernamentales. Los sistemas de gestión de las universidades deben promover valores académicos y meritocracia. Las universidades deben tener autonomía efectiva. Mejorar la educación básica, estimulando a los jóvenes a buscar carreras científicas y mejor distribución de empresas científicas en todo el país también es esencial para el desarrollo [de Brasil]. La consecución de estos objetivos y la expansión de la base del sistema no impide la elevación de los estándares académicos. (Nature 2012) (Traducción libre)

Notas

¹ Open goal: International researchers can help to improve the scientific enterprise in South America. Editorial. Nature. 2014b, vol. 510. Available from: http://www.nature.com/news/open-goal-1.15384

²CATANZARO, M., et al. South American Science: Big players. Nature. 2014e, vol. 510. Available from: http://www.nature.com/news/south-american-science-big-players-1.15394

³The Nobel Prize in Physics 2011 – http://www.nobelprize.org/nobel_prizes/physics/laureates/2011/

⁴PETRILLO, E., et al. A Chloroplast Retrograde Signal Regulates Nuclear Alternative Splicing. Science. 2014, vol. 344, n. 6182. Available from: http://www.sciencemag.org/content/344/6182/427

Research policy: How to build Science capacity. Nature. 2012, vol. 490. Available from: http://www.nature.com/nature/journal/v490/n7420/full/490331a.html

Referencias

CATANZARO, M., et al. South American Science: Big players. Nature. 2014e, vol. 510. Available from: http://www.nature.com/news/south-american-science-big-players-1.15394

Fraser B. Research training: Homeward bound. Nature. 2014c, vol. 510. Available from: http://www.nature.com/news/research-training-homeward-bound-1.15395

Research policy: How to build Science capacity. Nature. 2012, vol. 490. Available from: http://www.nature.com/nature/journal/v490/n7420/full/490331a.html

SciELO Citation Index en el Web of Science. SciELO en Perspectiva. [viewed 21 June 2014]. Available from: http://blog.scielo.org/es/2014/02/28/scielo-citation-index-en-el-web-of-science/

Stars of South American Science. Nature. 2014a, vol. 510. Available from: http://www.nature.com/news/stars-of-south-american-science-1.15392

VAN NOORDEN, R. The impact gap: South America by the numbers. Nature. 2014d, vol. 510. Available from: http://www.nature.com/news/the-impact-gap-south-america-by-the-numbers-1.15393

 

lilianSobre Lilian Nassi-Calò

Lilian Nassi-Calò estudió química en el Instituto de Química de la USP, tiene un doctorado en Bioquímica por la misma institución y un pos doctorado como becaria de la Fundación Alexander von Humboldt en Wuerzburg, Alemania. Después de concluir sus estudios, fue docente e investigadora en el IQ-USP. Trabajó en la industria privada como química industrial y actualmente es Coordinadora de Comunicación Científica en BIREME/OPS/OMS y colaboradora de SciELO.

 

Traducido del orginal en portugués por Ernesto Spinak.

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Lilian Nassi-Calò

 

Como citar este post [ISO 690/2010]:

NASSI-CALÒ, L. La ciencia en América del Sur en Nature [online]. SciELO en Perspectiva, 2014 [viewed ]. Available from: https://blog.scielo.org/es/2014/07/04/la-ciencia-en-america-del-sur-en-nature/

 

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