¿Son las revistas ‘depredadoras’ algo completamente negativo, o también una señal de algo positivo?

Por Jan Velterop

No es bueno para los padres descubrir que su hijo pequeño está diciendo mentiras – o al menos está intentando decir mentiras. Pero, ¿es eso tan malo? Parece que la habilidad para decir mentiras es un signo de teoría de la mente bien desarrollada. Y una teoría de la mente bien desarrollada es muy útil en la interacción social y sería difícil tener cosas como empatía sin ella. Así que si su hijo comienza a decir mentiras, ¡podría ser motivo de celebración más que de lamentar! Por supuesto, eso no quiere decir que la mentira debería ser aconsejada incondicionalmente, pero una teoría de la mente bien desarrollada puede ayudar en el desarrollo de la moral adecuada a medida que el niño crece.

El surgimiento de las llamadas “revistas depredadoras” (vea la lista de Beall de editoriales depredadoras1) podría ser visto bajo una misma luz. Las revistas depredadoras no son deseables, no hace falta decirlo, pero el hecho de que surjan algunas es un signo de un mercado en desarrollo, y un verdadero mercado de servicios de publicación científica es una buena cosa, desde mi punto de vista. Un mercado real ofrece opciones a la parte que paga. En el modelo clásico de suscripciones a la literatura periódica académica, la parte que paga es típicamente la biblioteca institucional, y ellas tienen poca o ninguna elección acerca de cuáles revistas suscribirse y cuáles no, si las revistas se consideran relevantes para las investigaciones que se están realizando en la institución. Y si se ven obligadas a tomar una decisión, debido a la falta de fondos, es una decisión angustiosa la que deben tomar.

En algunos países – en América Latina, pero también en Los Países Bajos, por ejemplo – el gobierno está jugando un papel directo en las negociaciones con las casas editoriales (publishers) para facilitar el acceso a la literatura científica. En principio, esto da lugar a un solo comprador, contrarrestando el efecto de un publisher monopólico al ser capaces de disponer de mucho mayor poder en la mesa de negociación, y como resultado, posiblemente, un acceso más amplio (como de hecho se está informando desde América Latina2). Pero esto no equivale a un mercado que funcione. La ausencia de una opción real no se resuelve. Incluso un gobierno no puede simplemente seleccionar y dar acceso al contenido mediante un solo publisher con la exclusión de otros, simplemente porque no hay una única casa editorial que pueda ofrecer todo el contenido que necesita la comunidad de investigadores. Y un sistema de monopolio (único proveedor) /monopsonio (único comprador) también tiene inconvenientes. Tiene una tendencia a bloquearse en un cierto equilibrio de poderes (o ambivalencia; el Síndrome de Estocolmo se me ha mencionado en este sentido), y al hacerlo, presenta un impedimento para progresar en la búsqueda de incrementar la eficiencia y disminuir los costos. Con esto se elimina, o al menos se disminuyen, los incentivos a los actores individuales que deciden comprar o vender en un cierto rango de precios y nivel de servicios. Para los autores, por ejemplo, se elimina cualquier motivación económica para publicar en revistas de menor APC (Article Processing Charge) o para comunicar los resultados de su investigación a través de los servidores de preprints. Y esto hace que sea muy difícil que las nuevas iniciativas editoriales puedan lograrun espacio.

Un mercado real en funcionamiento no es solamente “un pastel de frutas”, sin embargo, ya que cualquier mercado real también atrae a los bribones. Y ciertamente hay revistas depredadoras. (Ya que estamos, yo todavía estoy esperando que me convenzan de que todas

las casas editoriales y revistas en la lista de Beall son efectivamente reales depredadores; tengo la impresión de que su criterio es más bien inestable). La existencia de bribones, me temo, es algo inevitable en la naturaleza humana, pero a los autores, la atracción, en la medida de que haya alguna de las revistas potencialmente depredadoras, les viene de sus tasas de publicación generalmente bajas y la rapidez de su publicación.

Sin embargo, incluso con el inconveniente de estar contaminado por las revistas depredadoras, un mercado en funcionamiento es preferible a un cuasi-mercado, completamente dominado por monopolios o actores cuasi-monopólicos. Un sistema de suscripciones, en la que la parte que paga – la biblioteca institucional – no tiene prácticamente ninguna opción significativa de qué comprar, difiere de un sistema con tasas de publicación de artículos (APCs, que hacen posible el acceso abierto), en la que la parte que paga – el autor – es la parte que hace la selección de dónde someter y publicar. Así que “darle la vuelta” al sistema de suscripciones al APC conduce a algo mucho más parecido a un mercado en funcionamiento, y el “caveat emptor” (que el comprador asuma el riesgo), se aplica a todos los mercados.

No es del todo cierto, por supuesto, que en un sistema de APC sea el autor quien paga. Lo más frecuente es que el financiador lo hace, incluyendo los medios de pago en las ayudas del autor. Esto me lleva a pensar que el sistema de suscripción podría llegar a funcionar como un cuasi-mercado, si los autores (los que tienen la posibilidad real de elección) estuvieran conscientes del costo de las decisiones que toman. Este sería el caso si los autores tuvieran que encontrar o solicitar dinero en las ayudas para artículos publicados también en revistas de suscripción, y no solamente en los artículos publicados en revistas de acceso abierto financiadas por APC. Imagine qué sucedería si se les presentara a los autores una cuenta – digamos de $5.000, una estimación razonable del costo colectivo por artículo en revistas de suscripción; más para las llamadas revistas de “prestigio” – por parte de la institución para cada artículo que publicaran en una revista de suscripción. Lo más probable es que fueran a elegir más a menudo alternativas abiertas apoyadas por APC, sobre todo cuando está lentamente surgiendo en la comunidad científica la idea que la apertura en sí misma es una parte esencial en la calidad de un artículo publicado.

Hacer responsables a los investigadores de los aspectos financieros de sus decisiones de publicación también se inscribe en la lógica general de las políticas públicas, que, después de todo, ponen la responsabilidad sobre cómo se usan las ayudas en los investigadores. Además, las responsabilidades que se centran en los costos incurridos de publicación por artículo son naturalmente más escalables con el crecimiento de los resultados de investigación.

Esto puede ayudar incluso a resolver el problema de fondo con el sistema actual de publicaciones: la fusión de la comunicación científica con la gestión de la reputación y el avance de la carrera. Esto va más allá de lo que los editores hacen: en muchos casos, las mismas instituciones a cargo de las decisiones de compra de revistas también están a cargo de la promoción de la investigación y evaluación, que en su mayoría – injustificadamente – se basa en el prestigio de la revista, que bien puede constituirse en un conflicto de intereses. La consecuencia de separarlos podría ser que más artículos se publiquen como los llamados “preprints” (para comunicación) y que no todos sean posteriormente publicados en revistas (con fines de carrera), dado los costos de esto último. Repositorios globales de preprints tales como arXiv, bioRxiv, y otros, adquirirían importancia crítica en ese escenario. No estoy desestimando la necesidad de fortalecer la construcción de la reputación y el desarrollo de la carrera, pero ¿deberían interponerse en el camino de la comunicación en aras del progreso científico? ¿Es correcto que los resultados de la investigación – en particular la investigación realizada o apoyada con fondos públicos – debieran usarse primariamente para la estratificación de la reputación de los autores (estableciendo un orden jerárquico) a través de las revistas, mucha de las cuales no son accesibles de forma abierta?

Los publishers de las revistas dirán que el establecimiento de un orden jerárquico no es su única tarea, ni siquiera la más importante. La mayoría de ellos insisten en que su función de portero (gate-keeping), a través de la revisión por pares que ellos encargan, es su verdadera raison d’être. Este es un argumento extraño, dado que ellos están solo en el control de la puerta que conduce a su diminuto parche de un gran bosque. Virtualmente cada artículo puede encontrar una revista para ser publicado y ser añadido a la literatura académica. Lo que se presenta como custodia del portón es en efecto solamente ordenar y clasificar artículos de acuerdo a vagos criterios tales como “calidad” o “relevancia” y, por lo tanto, no distinguibles del establecimiento de un orden jerárquico. Puede ayudar a algunos científicos, pero no ayuda a la ciencia. Por el contrario: la comunicación científica está siendo rehén en lo que tiene que ver con orden jerárquico. Y aún más, estos esfuerzos le están costando mucho a la comunidad científica. En tiempo, dinero, y los obstáculos para el intercambio de conocimientos.

Vale la pena repetirlo: la comunicación científica y la gestión de la reputación no deben combinarse en el mismo sistema.

Aparte de los costos obvios mencionados, este tipo de “gate-keeping” está abusando de la revisión por pares. No solamente porque causa “en cascada” que muchos artículos sean rechazados, presentados en otra parte, siendo rechazados de nuevo, etcétera, hasta que son finalmente aceptados. En cada etapa requiriendo nuevamente arbitraje por pares, y siendo una tremenda carga a los revisores. La revisión por pares debería estar dirigida a ayudar a los autores a mejorar los artículos, a cuestionar afirmaciones, métodos, y cosas por el estilo, y sólo como último recurso rechazarlos para publicación (en la misma forma que hacen algunas revistas de acceso abierto como PLOS-One). En este sentido, la aparición de revistas “fáciles”, incluso “depredadoras”, no es un milagro. Se necesitará algún tiempo para acostumbrarse, supongo, pero veo un gran potencial en un enfoque como este: arbitraje organizado por los autores.

Notas

1. BEALL, J. List of publishers. Scholarly Open Access. 2015. Available from: http://scholarlyoa.com/publishers/

2. Comunicación personal.

Referencias

BEALL, J. List of publishers. Scholarly Open Access. 2015. Available from: http://scholarlyoa.com/publishers/

PAN DING, X; et al. Theory-of-Mind Training Causes Honest Young Children to Lie. Psychological Science. 2015, vol. 26 nº 11, pp. 1812-1821. DOI: 10.1177/0956797615604628

Peer Review by Endorsement (PRE). ScienceOpen. Available from: http://about.scienceopen.com/peer-review-by-endorsement-pre/

Theory of mind. Wikipedia. [viewed 27 January 2016] Available from: http://en.wikipedia.org/wiki/Theory_of_mind

VELTEROP, J. Apertura y calidad de un artículo publicado. SciELO en Perspectiva. [viewed 27 January 2016]. Available from: http://blog.scielo.org/es/2015/12/16/apertura-y-calidad-de-un-articulo-publicado/

VELTEROP, J. La ciencia (que requiere comunicación) primero, las carreras (que requieren selectividad) después. SciELO en Perspectiva. [viewed 27 January 2016]. Available from: http://blog.scielo.org/es/2015/10/29/la-ciencia-que-requiere-comunicacion-primero-las-carreras-que-requieren-selectividad-despues/

 

Sobre Jan Velterop

Jan Velterop (1949), geofísico marino llegó a ser editor científico a mediados de 1970. Comenzó su carrera de editor en Elsevier en Ámsterdam. En 1990 se convirtió en director de un diario holandés, pero retornó a la publicación internacional de ciencia en 1993 en Academic Press en Londres, donde desarrolló el primer acuerdo nacional que le dio acceso electrónico a todas las revistas AP a todos las instituciones de educación superior en el Reino Unido (más adelante conocido como el BigDeal). A continuación se unió a Nature como director pero rápidamente se cambió para ayudar a levantar a BioMed Central. Participó en la Budapest Open Access Iniative (BOAI). En 2005 se unió a Springer, con sede en el Reino Unido como Director de Acceso Abierto. En 2008 lo dejó para ir a ayudar en el desarrollo de enfoques semánticos para acelerar el descubrimiento científico. Es un defensor activo del Acceso Abierto conforme al BOAI, en el uso de la microatribución, el sello distintivo de la llamada “nanopublicación”. Publicó varios artículos en ambos temas.

 

Traducido del original en inglés por Ernesto Spinak.

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Jan Velterop

 

Como citar este post [ISO 690/2010]:

VELTEROP, J. ¿Son las revistas ‘depredadoras’ algo completamente negativo, o también una señal de algo positivo? [online]. SciELO en Perspectiva, 2016 [viewed ]. Available from: https://blog.scielo.org/es/2016/02/02/son-las-revistas-depredadoras-algo-completamente-negativo-o-tambien-una-senal-de-algo-positivo/

 

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