Por Jan Velterop
Cuando usted habla con los académicos y les pregunta qué es importante en la literatura académica, lo que más a menudo se oye es “calidad”. Es por eso que ellos envían sus artículos a ciertas revistas y no a otras (al menos es lo que dicen). Pero parece que nadie puede definir qué significa “calidad” en el contexto de la literatura académica. Lo que se menciona es “marca de la revista” , o ‘Factor de Impacto’ o incluso ‘revista establecida’. Esta percepción de que por el solo hecho de que una revista sea bien conocida, o largamente establecida asciende a ‘calidad’ es particularmente difícil para las nuevas revistas, o plataformas, que operan en un modelo que garantiza el acceso libre completo desde el comienzo de la publicación (“nacida abierta”), ya que por su propia naturaleza de ser nueva, no son ‘largamente establecidas’, y no han tenido tiempo para construir el reconocimiento de una marca, y mucho menos un Factor de Impacto.
Eso es un problema, ya que esas nuevas revistas y plataformas (que son lugares de publicación sin un tema circunscrito o ‘alcance’ y no quieren ser conocidos como ‘revistas’, puede representar un aumento significativo en la eficiencia del discurso publicado y una disminución sustancial en los costos generales a la comunidad académica.
¿Pero es correcto que esas nuevas iniciativas no deban ser vistas como teniendo suficiente ‘calidad’?
En primer lugar, ‘calidad’ es un término neutro, originalmente significa ‘ser de una clase’, ‘teniendo una propiedad, característica’ que puede ser positiva o negativa: “una buena calidad; una mala calidad.” Sin embargo, en el uso común casi siempre se usa para decir ‘calidad buena o alta’. Dado que la calidad de una revista está asociada con las puntuaciones de citas y haber sido establecida hace largo tiempo, la cuestión de si el término es apropiado o no, es válida.
Con respecto a las puntuaciones de citación, tal como se expresa en la forma del Factor de Impacto, hay una comprensión creciente de que esta es una medida “estadísticamente analfabeta” e inútil, incluso perjudicial.
Y con respecto a ser largamente establecida como una medida de buena calidad, se supone que solo las revistas de buena calidad sobreviven por mucho tiempo. Hay revistas que se han establecido desde hace mucho tiempo, sin embargo tienen un Factor de Impacto insignificante, de modo que estos criterios no están exactamente de acuerdo.
Pero ¿qué es calidad en este contexto de la literatura científica? Para PLOS One, por ejemplo, los criterios giran en torno a la suficiente claridad y el detalle de la descripción del experimento y los métodos empleados, las conclusiones apoyadas por los datos proporcionados, la ética y la adhesión a las normas de la comunidad, y similares. ‘Relevancia’ y tales nociones nebulosas, no están, razonablemente, en el cuadro.
Yo diría que si la investigación académica es para beneficiar a la ciencia y la erudición así como a la sociedad en general, los criterios de PLOS One que mencioné no son suficientes. La apertura es en sí misma un elemento social y científicamente relevante de la calidad de un artículo científico. PLOS One ofrece eso, por supuesto, y de hecho es uno de los requisitos que los autores asignan a una verdadera licencia de acceso abierto a sus artículos (“que no deberían ser más restrictivas que CC-BY”).
Pero la apertura rara vez se menciona como una cualidad en sí misma, que acumula prestigio a los autores. Debería. El beneficio de la verdadera apertura es inconmensurable (y difícil de medir, y mucho menos para capturar en un único número), no sólo para la ciencia y la erudición, sino definitivamente para la sociedad en general. Para la ciencia y la erudición la apertura significa que la literatura puede ser usada y analizada en todos los ámbitos, usando técnicas de minería de datos y contenidos por ejemplo, para obtener el máximo provecho de la información publicada, aumentando enormemente su utilidad. En cuanto a la sociedad se refiere, no solo el público educado, sino también la industria (de manera crucial: incluyendo las pequeñas industrias), responsables políticos, educadores, etc., se beneficiarían.
Es hora de que la apertura se reconozca como el elemento más importante de la calidad de una publicación de investigación y que los que juzgan los investigadores en sus publicaciones (por ejemplo comités de titularidad y promoción) tomen eso en cuenta. Para el beneficio de la ciencia y el beneficio de la sociedad en su conjunto.
Referencias
BOSMAN, J. Nine reasons why Impact Factors fail and using them may harm science. I&M 2.0. Available from: http://im2punt0.wordpress.com/2013/11/03/nine-reasons-why-impact-factors-fail-and-using-them-may-harm-science/
CC BY 4.0. Creative Commons. Available from: http://creativecommons.org/licenses/by/4.0/
Content License. PLOS One. Available from: http://journals.plos.org/plosone/s/content-license
Criteria for publication. PLOS One. Available from: http://journals.plos.org/plosone/s/criteria-for-publication
CURRY, S. Sick of Impact Factors. Occam’s Typewriter. 2012. Available from: http://occamstypewriter.org/scurry/2012/08/13/sick-of-impact-factors/
MAYOR, J. Are scientists nearsighted gamblers? The misleading nature of impact factors. Front. Psychol. 2010, vol. 1. DOI: DOI: 10.3389/fpsyg.2010.00215 Available from: http://journal.frontiersin.org/article/10.3389/fpsyg.2010.00215/full
Sobre Jan Velterop
Jan Velterop (1949), geofísico marino llegó a ser editor científico a mediados de 1970. Comenzó su carrera de editor en Elsevier en Ámsterdam. En 1990 se convirtió en director de un diario holandés, pero retornó a la publicación internacional de ciencia en 1993 en Academic Press en Londres, donde desarrolló el primer acuerdo nacional que le dio acceso electrónico a todas las revistas AP a todos las instituciones de educación superior en el Reino Unido (más adelante conocido como el BigDeal). A continuación se unió a Nature como director pero rápidamente se cambió para ayudar a levantar a BioMed Central. Participó en la Budapest Open Access Iniative (BOAI). En 2005 se unió a Springer, con sede en el Reino Unido como Director de Acceso Abierto. En 2008 lo dejó para ir a ayudar en el desarrollo de enfoques semánticos para acelerar el descubrimiento científico. Es un defensor activo del Acceso Abierto conforme al BOAI, en el uso de la microatribución, el sello distintivo de la llamada “nanopublicación”. Publicó varios artículos en ambos temas.
Traducido del original en inglés por Ernesto Spinak.
Como citar este post [ISO 690/2010]:
Lea el comentario en portugués, por Júlio César:
http://blog.scielo.org/blog/2015/12/16/abertura-e-a-qualidade-do-artigo-publicado/#comment-21455
Pingback: Apertura y calidad de un artículo publicado | Journal of Pharmacy & Pharmacognosy Research: The Blog
Pingback: ¿Son las revistas ‘depredadoras’ algo completamente negativo, o también una señal de algo positivo?